martes 23 septiembre 2025 - 00:23
Ninguna nación honorable acepta negociar bajo amenaza / Sayyid Hasan Nasrallah fue una enorme riqueza para el mundo islámico

Hawzah / El Líder Supremo de la Revolución Islámica dijo: siento la necesidad, en estos días y con motivo del aniversario del martirio del gran mujahid mártir Sayyid Hasan Nasrallah, recordar su figura. Sayyid Hasan Nasrallah fue una enorme riqueza para el mundo islámico, no solo para el chiismo, ni solo para el Líbano; fue una riqueza para el mundo islámico. Por supuesto, esa riqueza no se ha perdido. La riqueza permanece. Él se fue, pero la riqueza que él creó permanece.

Según la agencia de noticias Hawzah, el Ayatolá  Khamenei, Líder Supremo de la Revolución Islámica, esta noche, en declaraciones televisadas dirigidas al pueblo, calificó la unión y la solidaridad permanente del pueblo iraní como un puño de acero contra la frente del enemigo y, al explicar las razones por las que el digno pueblo iraní no se rindió ante la presión y las amenazas del enemigo para renunciar a la valiosa tecnología de enriquecimiento de uranio, enfatizó: una negociación cuyo resultado Estados Unidos determine y dicte desde el principio es inútil y perjudicial, porque pone al enemigo arrogante en disposición de imponer objetivos posteriores y no nos libra de ningún daño; tal negociación no la aceptaría ninguna nación honorable ni ningún gobernante prudente.

Al comienzo de sus declaraciones felicitó por el inicio del mes de Mehr como mes de estudio y conocimiento y por el comienzo del desplazamiento hacia el saber y la capacidad de millones de jóvenes, adolescentes y niños, y recomendó enfáticamente a los responsables del país, en especial a las autoridades de Educación, al Ministerio de Ciencia y al Ministerio de Salud y Tratamiento, que reconozcan el valor y la importancia del extraordinario talento del joven iraní y aprovechen ese don divino.

Al referirse a cuarenta medallas de distintos colores, incluidas once medallas de oro obtenidas por estudiantes iraníes en competiciones internacionales en los últimos dos meses, dijo: pese a la guerra de 12 días y a los desafíos derivados de ella, nuestros alumnos alcanzaron el primer puesto mundial en astronomía y obtuvieron buenos puestos en otras disciplinas; del mismo modo, ese mismo talento hizo que recientemente nuestros jóvenes brillaran en lucha libre y anteriormente ya hubieran dado motivos de orgullo en voleibol y en otras disciplinas.

El Líder de la Revolución, al señalar el aniversario del martirio de Sayyid Hasan Nasrallah, calificó a ese gran mujahid como una enorme riqueza para el mundo islámico, el chiismo y el Líbano, y afirmó: la riqueza que creó Sayyid Hasan Nasrallah, entre ella Hezbolá, permanece y continúa, y no debe descuidarse esa importante herencia en el Líbano ni fuera de él.

El Ayatolá  Khamenei, al rendir homenaje a los comandantes, científicos y demás mártires de la guerra de 12 días, expresó sus condolencias, sinceras y sentidas, a sus familias, y centró los principales puntos de su discurso televisado con la nación en tres ejes: la importancia de la unión y la solidaridad del pueblo iraní durante la guerra de 12 días y para la situación presente y futura del país; la explicación de la importancia del valioso enriquecimiento de uranio; y la exposición de las firmes y prudentes posiciones del pueblo y del régimen frente a las amenazas de Estados Unidos.

Al desarrollar el primer eje, consideró la unidad del pueblo como la principal causa del desaliento del enemigo en la guerra de 12 días y dijo: el ataque a comandantes y a algunas figuras influyentes fue un medio para que el enemigo intentara provocar disturbios y desórdenes en el país, sobre todo en Teherán, con la ayuda de sus agentes; si lograban arrastrar a la gente a las calles contra la República Islámica, perturbar las labores del país, apuntar al propio régimen y, con los planes posteriores, erradicar el islam de esta tierra.

El Ayatolá  Khamenei señaló que la rápida designación de los sucesores de los comandantes mártires y el fortalecimiento y el elevado espíritu de las fuerzas armadas, así como la administración del país con orden y arreglo, fueron factores efectivos en el fracaso del enemigo; pero subrayó que fue el pueblo el elemento más determinante en la frustración del agresor y que, con unidad y cohesión, no se dejó influir en absoluto por los deseos del enemigo y llenó las calles, por supuesto, en contra de los invasores y en defensa de la República Islámica.

Aludiendo al reproche del enemigo a sus propios agentes en Irán por ineptitud e impotencia, añadió: los agentes serviles del sionismo y de Estados Unidos respondieron que lo intentaron, pero la gente los abandonó y las autoridades del país gestionaron los asuntos.

El Líder de la Revolución calificó la unidad y la cohesión del pueblo como el factor que frustró los planes de los agresores y subrayó: lo importante es que esa unidad decisiva sigue existiendo y es muy eficaz.

Criticando a quienes, tomando consignas desde el exterior, tratan de dar a entender que la unidad del pueblo fue propia de la época de la guerra, añadió: algunos dicen que las diferencias de opinión surgirán gradualmente y que, aprovechando las fallas étnicas y las diferencias políticas, se podrá empujar a la gente hacia disturbios y desórdenes; pero eso es totalmente falso.

El Ayatolá  Khamenei, al referirse al orgullo de todas las etnias del país por ser iraníes, dijo: tenemos también diferencias políticas naturales, pero frente a los opresores, todo el pueblo, hoy y mañana, caerá sobre la frente del enemigo como un puño de acero.

Señaló que el Irán de hoy es el mismo Irán de los días 23 y 24 de Khordad de este año y añadió: aquellos días las calles estaban llenas de gente y los enérgicos lemas contra el maldito sionismo y el criminal Estados Unidos mostraron la unidad y la cohesión de la nación; esa unión continúa existiendo y existirá, y por supuesto todos somos responsables de preservarla y reforzarla.

En la segunda parte de su discurso con la nación, al referirse a la repetición de la palabra “enriquecimiento” en el ámbito político y en el exterior, afirmó: hay que comprender por qué esta cuestión es tan importante para los enemigos.

Invitó a los especialistas a exponer las dimensiones y los beneficios del enriquecimiento y dijo: en el enriquecimiento, los científicos y especialistas convierten, mediante esfuerzos técnicos complejos y avanzados, el uranio extraído de las minas del país en uranio enriquecido, una sustancia de gran valor que tiene múltiples aplicaciones en distintos ámbitos y en la vida de la gente.

El Ayatolá  Khamenei, al referirse a las diversas aplicaciones del uranio enriquecido en agricultura, industria y materiales, medio ambiente y recursos naturales, salud y tratamiento, alimentación, investigación y enseñanza, añadió: en la generación de energía eléctrica el uso del uranio enriquecido es mucho más barato y carece de contaminación ambiental, y las centrales nucleares tienen una vida muy larga y múltiples ventajas; por eso muchos países desarrollados usan centrales nucleares, mientras que el combustible de nuestras centrales suele ser gasolina y gas, lo que implica grandes costes.

Al explicar la formación de la industria de enriquecimiento en el país dijo: no contábamos con esta tecnología y otros no cubrían nuestras necesidades, pero con el esfuerzo de varios directivos con iniciativa y de distinguidas autoridades, hace más de treinta años empezamos a avanzar y ahora estamos en un alto grado de enriquecimiento.

Señaló que el objetivo de algunos países de elevar el enriquecimiento hasta el 90 % es fabricar armas nucleares y dijo: nosotros, dado que no tenemos armas nucleares y nuestra decisión es no fabricarlas ni usarlas, hemos elevado el enriquecimiento hasta el 60 %, lo cual es muy bueno.

El Ayatolá  Jamenei señaló que Irán es uno de los diez países en el mundo que posee industria de enriquecimiento entre más de doscientos, y afirmó: además de desarrollar esta tecnología avanzada, la labor más importante de nuestros científicos ha sido formar recursos humanos; de tal modo que hoy decenas de científicos y destacados profesores, cientos de investigadores y miles de especialistas capacitados en áreas relacionadas con la energía nuclear están trabajando y esforzándose. Entonces, el enemigo imagina que con bombardear ciertas instalaciones o amenazar con bombardearlas, esta tecnología en Irán desaparecerá.

Al referirse a varias décadas de presión infructuosa por parte de las potencias arrogantes para obligar al pueblo iraní a rendirse y al país a renunciar al enriquecimiento, subrayó: no nos rendimos y no lo haremos, y tampoco cederemos ante presiones en ningún otro asunto.

El Líder de la Revolución dijo: antes los estadounidenses afirmaban que no debíamos tener un enriquecimiento elevado y que los productos enriquecidos debían enviarse fuera de Irán; pero ahora insisten en que no debe haber enriquecimiento de ningún tipo.

Aseguró: el significado de esta imposición es que este gran logro, obtenido con inversión y esfuerzo constante, debe destruirse y desaparecer; pero el digno pueblo iraní no acepta tal cosa y responde enérgicamente al que lo dice.

En el tercer punto de su discurso, al referirse a las distintas posturas sobre el tema de la «negociación con Estados Unidos» en los círculos políticos, declaró: algunos consideran que negociar con Estados Unidos es beneficioso y otros lo ven perjudicial; pero lo que hemos comprendido y experimentado durante muchos años es lo que expongo ante la querida nación, y pido a los responsables y a los actores políticos que reflexionen sobre estas cuestiones y juzguen con conocimiento.

El Ayatolá  Jamenei dijo: quizá en el futuro, dentro de veinte o treinta años, la situación sea distinta, pero en las condiciones actuales negociar con Estados Unidos es algo inútil, que en absoluto contribuye a los intereses nacionales ni libra al país de ningún daño; al contrario, acarrea perjuicios graves y a veces irreparables.

Al explicar por qué negociar con Estados Unidos carece de utilidad, afirmó: la parte estadounidense define de antemano los resultados de la negociación desde su perspectiva y pretende un diálogo cuyo resultado sea «la paralización de las actividades nucleares y del enriquecimiento dentro de Irán».

El Líder de la Revolución calificó el sentarse a una mesa bajo esas condiciones como aceptar imposiciones, coerción y dictado de la otra parte, y añadió: ahora hablan de suspender el enriquecimiento, pero hace pocos días su viceministro declaró que Irán ni siquiera debería tener misiles de corto y medio alcance; es decir, pretenden dejar a Irán maniatado y vacío, de modo que, si fuera agredido, ni siquiera pudiera responder a una base estadounidense en Irak o en otro lugar.

Consideró estas exigencias y declaraciones de los funcionarios estadounidenses como fruto del desconocimiento del pueblo iraní y de la República Islámica, así como de ignorar los fundamentos y principios de Irán, y dijo: como decimos en Mashhad, esas palabras son más grandes que la boca de quien las pronuncia y no merecen atención.

Tras explicar la inutilidad de la negociación con Estados Unidos, pasó a señalar sus grandes perjuicios y afirmó: la otra parte amenaza diciendo que, si no negocian, ocurrirá esto o aquello. Por lo tanto, aceptar tal negociación equivale a mostrar vulnerabilidad ante la amenaza, miedo y sumisión del pueblo y del país.

Describió la rendición ante las amenazas de Estados Unidos como la causa de que sus exigencias arbitrarias y sin fin continúen, y añadió: hoy dicen que, si tienen enriquecimiento, harán tal cosa, y mañana usarán como excusa la posesión de misiles o las relaciones con tal país para amenazar y obligar a retroceder.

El Ayatolá  Jamenei enfatizó: ninguna nación honorable acepta una negociación acompañada de amenazas, y ningún político sensato la avala.

El Líder de la Revolución calificó como falsas las promesas de concesiones por parte del adversario a cambio de aceptar sus demandas y, al recordar la experiencia del acuerdo nuclear, señaló: hace diez años firmamos un acuerdo con los estadounidenses según el cual se debía cerrar un centro de producción nuclear y enviar al extranjero o diluir el material enriquecido, con el compromiso de que a cambio se levantarían las sanciones y el expediente nuclear de Irán en la Agencia Internacional de Energía Atómica volvería a la normalidad.

Añadió: en aquel momento les dije a los responsables que diez años es un tiempo largo, casi una vida, ¿por qué aceptarlo? Se acordó que no lo aceptaran, pero finalmente lo hicieron. Sin embargo, hoy que esos diez años se han cumplido, no solo no se normalizó nuestro expediente nuclear, sino que sus problemas aumentaron en el Consejo de Seguridad y en la Agencia.

Aludiendo al incumplimiento de Estados Unidos en el levantamiento de las sanciones, a su salida del acuerdo y, como se dice comúnmente, al hecho de haberlo «rasgado», a pesar de que Irán cumplió sus compromisos, declaró: así es la otra parte; si negocian y aceptan sus exigencias, ello conduce a la sumisión del país y a la destrucción del honor de la nación; y si no lo aceptan, se repetirán los mismos conflictos y amenazas actuales.

El Líder de la Revolución consideró imprescindible no olvidar las experiencias del país, incluida la de los últimos diez años, y agregó: por ahora no planteo el tema con Europa, pero la otra parte, es decir, Estados Unidos, ha incumplido en todo, miente, amenaza militarmente de vez en cuando y, cuando puede, asesina a nuestros líderes, como al querido comandante Soleimani, o bombardea nuestras instalaciones. ¿Cómo se puede negociar y acordar con un interlocutor así, con confianza y seguridad?

El Ayatolá  Jamenei recalcó: negociar con Estados Unidos sobre la cuestión nuclear, y quizá sobre otros temas, es un callejón sin salida absoluto.

Dijo, sin embargo, que la negociación con Estados Unidos puede ser útil para su actual presidente, porque le permite exhibir y dar a entender que sus amenazas fueron eficaces y que logró sentar a Irán en la mesa de diálogo; pero reiteró: para nosotros, esa negociación es un perjuicio total y no conlleva ningún beneficio.

En la parte final de su discurso, el Líder de la Revolución afirmó que el único camino para sanar y hacer progresar al país es fortalecerse en todos los aspectos: militares, científicos, gubernamentales, estructurales y organizativos, y añadió: las personas inteligentes y con visión patriótica deben encontrar y seguir las vías para reforzar al país, porque, si nos fortalecemos, la otra parte ni siquiera se atreverá a amenazar.

El Ayatolá  Jamenei consideró imprescindible confiar en Dios y recurrir a los Inmaculados Imames para obtener ayuda divina, y agregó: debemos avanzar las tareas con esfuerzo nacional, lo cual, con el favor de Dios, se logrará con éxito.

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